
Desde muy joven, me interesé por un sinnúmero de disciplinas. Estudié arquitectura, gestión cultural, música y letras. En medio de esta búsqueda, como por error, encontré la danza del tango, y todos mis planes se arruinaron.
Hoy me dedico a bailar, a viajar y a escribir.
A proyectar, a enseñar, a producir.
Durante el día ofrezco servicios de tango, durante la noche me transformo en un milonguero profesional.
Tengo una relación de amor ciclotímico con mi ciudad natal, Montevideo. Tanto la amo, que necesito salir de ella todo el tiempo.